miércoles, 19 de octubre de 2011

Linchamiento y paranoia mediática de género

Harto de la paranoia y la caza de brujas que ha creado la maquinaria propagandística del gobierno y el lobby hembrista.

Hemos llegado a un nivel de paranoia generalizada y esta gentuza ha conseguido que a cualquier hombre se le considere (y trate) como a un bestia maltratador.

Sin ir mas lejos, ayer 18 de octubre de 2011, aprovechando que me encuentro de vacaciones en mi trabajo (me debían 15 días), acompañé a diversos sitios a mi pareja.
Nada importante. Simplemente recados rutinarios y algún paseo por la zona centro de Madrid para cuestiones de lo mas doméstico.

Desgraciadamente, mi pareja cayó por las escaleras del portal de casa (una vieja edificación con solera y escaleras de madera) el viernes pasado. Un importante golpe en la cabeza con herida inciso-contusa que le ha merecido una costura en forma de “L” , que por suerte oculta con el flequillo, tres puntos debajo de la barbilla y el labio inferior bastante perjudicado al ser perforado por las piezas dentarias.

Ayer martes, el hematoma de la cabeza, por cuestiones de la fuerza de la gravedad, le había producido que llevase los ojos morados por la acumulación de la sangre del golpe en la cabeza.

La “primera en la frente” fué en la consulta del médico de cabecera. Preguntas de parroquianas sobre “si había denunciado”, empecinamiento del médico en aplicar test y protocolo sobre maltrato e incluso comentarios dándo por sentado un maltrato de pareja por parte de las administrativas del centro de salud.

Posteriormente, en la calle, miradas hacia ella, primero y después hacia su acompañante (yo) que íbamos de la mano. Las miradas hacia mi por parte de los viandantes eran un poema. Un poema de desprecio y gestos.

Nos acercamos al Corte Inglés de Sol. Tercera planta. Consumíbles de informática para comprar un cartucho de tinta para la impresora.
Las maduritas dependientas que suelen colmarme de sonrisas y atenciones normalmente, hoy contemplan a mi pareja... me miran de arriba a bajo a mi y con cara de desprecio y una gélida frialdad hacia mi, me “despachan” rápidamente sin proporcionarme lo que buscaba, ni molestarse en mirar en el ordenador si podía haber stock en almacén o en otro centro cercano (cosa que suelen hacer en las otras ocasiones).

Ya fuí hace años acusado falsamente por malos tratos. Condenado por la sociedad, la prensa del lugar y por una jueza prevaricadora. Posteriormente fuí absuelto judicialmente de todos los cargos (en apelación) y aceptado por la totalidad de la gente que me conocía realmente.
Solamente fuí apoyado en aquella ocasión por mi familia y paradójicamente, por mis ex-parejas que sabían perfectamente que mi carácter y forma de ser, eran incompatibles con las barbaridades que fiscales y periódico (La voz de Galicia) describían sobre mi.

Ayer volví a sentirme maltratador. Volví a sentirme paria de la sociedad. Volví a sentir como el desprecio de la gente se clavaba como cuchillos sobre mi persona.

¿Cuando parará esta paranoia creada artificialmente por gentuza con ansias de poder y dinero?
La industria del maltrato funciona como un reloj suizo.

Pero la gente de la calle, ni se plantea que una mujer puede sufrir el asalto de un ladrón, una agresión de diverso tipo, que hubuese sufrido un accidente laboral, que la mujer sea una abnegada boxeadora, que pueda haberse realizado un “trabajito” estético o que simplemente... se haya caído por las escaleras.

Siempre es mas fácil que la turba de borregos echen la culpa al macho agresor... Aunque ese macho, no sea mas que el compañero que cuida y limpia las heridas de su pareja herida.

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