sábado, 13 de diciembre de 2008

Te deseo por tu cuerpo

A menudo bromeas diciéndome que solo te deseo por tu cuerpo
... Y tienes razón.

Que te quiero por el sexo... por el buen sexo que me das
... y también tienes razón.

Que me gusta tocarte las tetas, como si de un remedio contra el estress se tratase
... y aquí, reconozco que también tienes razón.

Pero también te quiero por tu saber estar.
Por tu educación, inteligencia y cultura.

Por tu creatividad, fortaleza y empuje
Y por que siendo iguales, me tratas como a tu señor.

Te deseo porque soy mejor cuando tu estás a mi lado
porque la calidez de tu piel, templa mi corazón helado
porque no me siento solo cuando estoy entre tus brazos.

Te quiero porque a menudo te sorprendo mirándome
con deseo y con dulzura, en la oscuridad de la habitación

Y porque se te ilumina la cara de orgullo
cuando te beso en público, orgulloso de ser tuyo.

Porque dia a día y noche tras noche
haces que poco a poco, me olvide de malas experiencias pasadas.

Porque con tu dulzura, calma y constancia
me haces sentir que al menos para alguien, soy especial e importante.

Porque no tuviste miedo al mostrarme tu lado mas vulnerable
permitiéndome la posiblidad de hacerte daño

aprovecho esa circunstancia, para quererte, mimarte y protegerte aún mas.
Aprovecho tus debilidades para hacerte feliz y que te sientas orgullosa de mi.

Te quiero porque cuando me rascas la espalda
me acaricias el alma.

Te quiero porque me siento afortunado
de que alguien como tu, quiera a alguien como yo.

A menudo bromeas diciéndome que solo te deseo por tu cuerpo
... Y tienes razón

... Entre otras cosas.

Doktor Jeckill. Diciembre de 2008.

Si crees que ayer hablé demasiado...

Si crees que ayer hablé demasiado
tal vez fuese porque me encontraba muy solo.

Si piensas que soy peculiar y extraño
es muy posible que tengas toda la razón.

A veces me sorprendo a mi mismo
de mis rarezas y mi búsqueda de la soledad

a pesar de que en el fondo
necesite de una cálida compañía femenina.

Pasé largo tiempo sintiéndome solo
en los brazos de mil mujeres malditas

me sentí a veces solo
en los brazos de mil benditas mas.

Tal vez anoche pensaste que quería sexo
pero tan solo necesitaba de un cálido abrazo.

Tal vez creíste que estaba algo abstraído
a pesar de mi estéril conversación.

Pero tan solo se trataba de una coraza exterior
cuando en el fondo, ansiaba de un beso tuyo.

Un beso fraternal, de amistad, de pasión...
eso me daba igual. Pero un beso, al fin y al cabo.

Solo soy otro ser asustado
en el proceloso mar de mil sentimientos encontrados.

Anoche pensaste que tal vez hablaba demasiado
pero tan solo, necesitaba un largo y cálido abrazo tuyo.


Doktor Jeckill. Diciembre de 2008.

jueves, 27 de noviembre de 2008

WANTED!!

martes, 30 de septiembre de 2008

GRACIAS.

A pesar del daño que me hiciste
y de romperme el corazón...

te doy las gracias.

Por tus continuas mentiras y tus malos modos
por tu deslealtad y tus palabras hirientes.

Por todo ello, te doy las gracias.

Gracias a ti soy quien soy.
Gracias al dolor que me infligiste, ya no llora mas mi corazón.

Gracias a hacerme caer, porque gracias a ello
aprendí a levantarme una y otra vez.

Aprendí a amar solo a quien lo merece y
descubrir que quien bien te quiere, no te hiere intencionadamente.

Aprendí que quien te ama, no desprecia un regalo por pobre que sea.
O a disfrutar de una mirada furtiva repleta de amor, cuando la sorprendes mirándote.

Gracias a personas como tu
aprendí que hay gente que pone precio al amor,
pero que también hay otras para quienes su premio es el de dar, sin mirar que pueden recibir a cambio o el valor cuantitativo de ello.

Gracias a ti, caí tan bajo, que el fondo en el que me hundiste, solo me sirvió para coger impulso y a tomar aire fresco en la superficie que supone un amor limpio.

A diferenciar el fango, de la tierra fértil
y a no regar con mis lágrimas, un amor que jamás podrá florecer.

A soñar despierto con las caricias de quien no te hiere
o a dormir tranquilo cuando no temes a quien duerme a tu lado.

Gracias a ti no perderé más el tiempo con personas como tu
Y sabré valorar mas y mejor a quienes la belleza les supura por los poros de su piel.

Gracias por haberme herido
porque he descubierto que hay a quien valgo la pena de curar.
Con paciencia, constancia y mucho amor.

Por haber hundido mi autoestima
porque ahora siento el abrazo y cariño de para quienes soy realmente importante y especial.

Te doy las gracias porque no puedo odiarte.
Porque tan solo me mereces lástima.

Por todo ello y por el camino que tengo frente a mi, tras haberte superado...
Te doy las gracias.

Doktor Jeckill. Sept de 2008.

A VECES, CUESTA TANTO...

A veces cuesta tanto escuchar lo que nuestro corazón nos quiere decir...
que erramos en nuestra forma de actuar porque vamos en contra de nuestra propia naturaleza.

A veces cuesta tanto pedir perdón...
que perdemos la oportunidad de disfrutar de la compañía de quienes apreciamos.

A veces cuesta tanto abrir el corazón...
que hacemos daño por omisión a quienes desean sanar nuestras heridas del alma.

A veces cuesta tanto pedir ayuda...
que nuestro orgullo nos obliga a vagar en soledad, por las calles solitarias de la ciudad en un día de lluvia.

A veces cuesta tanto renunciar a lo que ya perdimos...
que ello impide volver a ver un nuevo abanico de posibilidades que la vida nos ofrece.

A veces cuesta tanto elegir el camino...
que no nos damos cuenta de que no hay caminos buenos y malos, sino simplemente, con diferentes destinos.

A veces cuesta tanto levantarse tras una caída...
que perdemos parte de nuestra vida lamiendo nuestras heridas.

A veces cuesta tanto mirar hacia adelante...
que los fantasmas del pasado nos atrapan y nos roban el futuro, anclandonos en lo peor del pasado.

A veces cuesta tanto vivir sin esperanza...
que duele en lo mas profundo y te convierte en roca impasible, dañando los sentimientos de quienes esperan de nosotros una mínima reacción humana que nunca llega.

A veces cuesta tanto encontrar una razón para levantarse cada mañana...
que nos acostamos deseando no despertar al día siguiente.

A veces cuesta tanto escribir lo que sale del corazón...
que tal vez esto, debería haberse escrito ya, años atrás.

Doktor Jeckill. Septiembre de 2008.

lunes, 15 de septiembre de 2008

CANTOS DE SIRENA

Perdiste el rumbo, marinero
El norte, el barco y el dinero

Sabías navegar bien, lejos de las rocas
Con pericia y precisión, como pocas.

No sospechaste que la soledad del mar
No difiere mucho de la de la barra de un bar

Solitario y rudo contra los elementos
Te sentiste solo y triste por momentos

Y no viste venir el peligro desde la orilla
Solo viste su pelo rubio y su cuerpo de maravilla.

Sabias navegar y tragarte tus penas
Pero nadie te advirtió sobre cantos de sirenas

Cantos que ejercían sobre ti, poderosa atracción
Como si del mismo infierno, llegase la maldición

Hacia rocas y escollos de desesperación
Te llevó su dulce canto, directo a la perdición.

Ahora estas en el dique seco, marinero
Solo, triste y sin dinero

En la taberna de cualquier puerto
En el fondo del mar quedó tu orgullo muerto.

tras los traicioneros cantos de sirenas
Solo queda hiel corriendo por tus venas

Busca nueva tripulación y una nave con la que zarpar
En la inmensidad del océano, para poder olvidar

Volver en cada puerto, a tener una mujer
Esperando durante la travesía sus cuerpos oler

Peleas en tabernas, ron y mujeres por doquier
No son malas recetas, para intentar olvidar a aquella mujer

Navega lejos de la costa marinero, huye de la pena
Y sobretodo, no vuelvas a escuchar los cantos de sirena.

Doktor Jeckill. Abril de 2006.

UN BRILLO,UN RESPLANDOR.

Un brillo, un resplandor.

Una mirada. Tu mirada.

Un amor. El nuestro.

Una vida alterada.

…Alterada por tu dulce amor.
Es mi vida acabada

…Y comenzada de nuevo,

Donde lo hace tu amor.


Doktor Jeckill 1990.

RÉQUIEM.

Ayer estuve trabajando con una gente a los que se les acababa de morir su hija de tres años. Un padre desconsolado, una madre que se encuentra con la mirada perdida y que en sus pensamientos, se encuentra lejos, muy lejos de la realidad y una familia y amigos con montones de preguntas existenciales para las que no existen respuestas razonables.
Un simple vómito les arrebató lo que más querían y nadie pudo hacer nada para impedirlo. Ni sus propios padres, ni los servicios de emergencia, pudieron evitar que se encharcasen unos pequeños pulmones que estaban aún aprendiendo a vivir, llenos de energía e ilusiones.
Evidentemente, la niña no tenía casco ni moto donde te puedan multar si no lo llevas, pero murió. Tampoco practicaba deportes de riesgo ni fumaba, ni vivía en una zona de guerra o donde la hambruna se cobra diariamente la vida de cientos de criaturas igual que ella año tras año sin que se haga realmente nada serio para evitarlo. Pero sin embargo, murió de la manera que siempre sentimos que se muere: De una manera absurda.

Casi todos los días de mi vida guardo un ratito de mis pensamientos y mis recuerdos por todos aquellos moteros que encontraron la muerte tras una maldita curva, a través de un quitamiedos, bajo un coche o en el sucio asfalto de una manera igualmente absurda que la de esa niña.
A algunos los conocía personalmente, a otros nunca los conoceré, al menos hasta que mi moto y yo rodemos por las mismas carreteras celestiales que ellos, bebiendo cervecita gratis (Supongo que la cerveza en el Cielo será “San Miguel”) y follándonos a las mismas preciosas angelitas en cualquier garito del paraíso. Pero hasta ahora, se les echa de menos un montón. A cada uno de ellos, llenos de vida y de ilusión unos, otros con sus manías o sus bromas, otros un poquillo más quemados y vapuleados por la vida que les tocó vivir, pero todos con derecho a saber el día en que nuestra colega de la guadaña tenía que venir a recogerlos para poder elegir si ese día saldrían a rular con su moto o, por el contrario, se quedaban mejor en casa esperando a que la muerte pase de largo sin reparar en ellos.

Probablemente, cuando a mí me toque, elegiré hacer el “Gran Viaje”a lomos de mi máquina y con la melodía de mis escapes de fondo (Prefiero a Clapton, pero en mi burra no llevo radio ni nunca la llevaré). Lo que sí me gustaría es haberme despedido de mi hijo, de mi chica y de mi gente y haberles pegado el último corte de mangas a los guindillas y a mis enemigos, a los cuales les diré que si no reventé antes, fue sólo para que se jodiesen con carácter indefinido y que así seguirá siendo hasta nuevo aviso.

Recuerdo también a los que no perdieron la vida, pero sí brazos, piernas, la capacidad de caminar o de moverse con libertad o aquellos que cuando ven la película “Robocop” les entra la risa porque ellos llevan mas tornillos y placas metálicas que el personajillo de la peli. A todos ellos les cambió la vida de la manera más cruel que yo considero y a muchos de ellos les abandonaron sus parejas como a perros porque las muy putas ya no follaban con un triunfador que las mantuviese como ellas pretendían.

Me acuerdo de viudas desconsoladas y solas, de huérfanos que preguntan por su padre y que crecen sin su calor y amor, de amigos que incluso a veces reniegan de la moto porque no soportan la pérdida de su gran colega o hermano, pero también me acuerdo de los políticos que nos imponen cínicamente duras sanciones “para protegernos” y que luego son los primeros que se niegan a reparar las trampas letales para motoristas que encontramos en cualquier puta tira de asfalto de este país si para ello no existe una buena comisión de por medio o que la presión social sea tan grande que al final tengan que ceder o “parchear” alguna ñapa al respecto (Como es el caso de los quitamiedos en estos últimos años) Después, cuando te estrellas porque la carretera tiene un “bujero” de los de cazar osos, se limitan a decir que la culpa es tuya porque ibas rápido (mentira) o llevabas el casco desabrochado o quitado.

Dice un poema popular: “El día de mi muerte me gustaría estar vivo, para ver si a mi entierro, van mis amigos”.
Yo personalmente, pienso parecido, pero mis colegas saben que si yo caigo, aprovechen mis órganos para quien los necesite (Siempre que no sea mi ex mujer), que embalsamen mis atributos sexuales y se los lleven a mi chavala (Para que no me eche mucho de menos)y que si no aceptan lo que quede para el comedero de buitres del FAPAS, que abandonen mis despojos en el carril central de la Gran Vía madrileña para que el hijoputa del alcalde se moleste en pagarse una retirada de animal muerto y se rasque el bolsillo para darme un entierro que dudo mucho que sea decente.
Después sesión multitudinaria de alcohol y putas al más puro estilo motero (espero que me dejen una botellita de Jack para el viaje) y que se ocupen de mi hijo, por lo menos, como hasta ahora y que le permitan ser miembro de la banda hasta que pueda conducir una moto él solo y pueda continuar la dinastía de Bikers que espero haber comenzado (Tengo antepasados que fueron cosacos, pero pese a algunas similitudes, ellos iban en caballo y no en moto, por lo que creo que eso no cuenta).

Joder!, me he puesto mas profundo que el submarino Kursk hace unos meses. Pero la culpa es del Blues que estoy escuchando y de que me acuerdo todos los días de aquellos que nos dejaron por culpa de un imbécil a bordo de un coche, de un cabrón de politicucho tan ineficaz como sonriente ante cualquier cámara de TV. o de ambos, en algunos de los casos.
Alguno también se marchó por capullo y por creerse Alex Crivillé sin serlo, no lo voy a negar, poniendo en peligro a los demás y justificando a aseguradoras y burócratas el que nos puteen y nos sangren económicamente año tras año. A sus familias, mi pésame y a ellos, que les den mucho por culo.
Me dejo muchas cosas en el tintero, pero el tiempo apremia y la vida sigue (Y a que ritmo!), por lo que no me puedo permitir el lujo de dedicarle a los que ya no están, mas que un ratito. Eso sí, todos los días de mi vida mientras esta dure.

Me despido de los que están aún por aquí y de los que ya no pasan frío en invierno ni calor en verano, por si pueden leer esto desde donde estén. Yo ya tengo mi entrada para el infierno pagada con un pase VIP y barra libre de garrafón. Nos veremos por allá cualquier día de estos. Mientras tanto, repito lo que siempre digo al cruzar el cementerio: “Enseguida vuelvo”.


Doktor Jeckill.

jueves, 11 de septiembre de 2008

11-S. Homenaje de los caídos en la masacre del WTC.



Hace ya siete años, que en una cálida mañana de septiembre, me encontraba trabajando para un conocido cantante de reggae: "Shaggy" en los estudios centrales de TVE en Prado del Rey.
En un momento no determinado, se escucharon comentarios de asombro y preocupación, mientras que los empleados de TVE se amontonaban junto a nosotros,frente a los monitores de televisión ubicados en el vestíbulo principal de las instalaciones.

En un principio, pensé que lo que veían mis ojos a través del canal internacional de TVE no era mas que una película de acción con espectaculares efectos especiales.



Pero nada mas lejos de la ficción. En esta ocasión, la realidad volvía a superar a la fantasía y a los trucajes de cine.
La preocupación, el asombro, la rabia y la tristeza se unían a la tremenda preocupación que Shaggy mostró en cuanto supo por nosotros de la tragedia.

Shaggy es Jamaicano, pero desde hacía muchos años residía en Brooklyn.
Hasta que no consiguió hablar con su familia por teléfono, no consiguió calmarse algo.
El resto del tiempo que pasó hasta su concierto y regreso a EEUU, cambió su carácter y su rostro tenso de ex-marine, no le abandonó durante el resto de la jornada.

Yo supe pronto que uno de mis primos, había estado en el WTC esa misma mañana, pero por suerte, había abandonado el lugar a tiempo.

Me vinieron a la memoria recuerdos de mi mismo en la azotea de una de las torres muchos años antes, dejando alguna pintada para dejar constancia de mi paso por aquel lugar.
Un lugar que jamás podría volver a visitar porque ya no existía.



En este 7º aniversario del indecente y terrible ataque al World Trade Center de New York, el 11 de Septiembre de 2001, no quiero dejar pasar la oportunidad de homenajear a todos aquellos trabajadores que perdieron la vida en aquel "sin sentido".

Bomberos, policías, sanitarios y personal de las oficinas ubicadas en lo que ahora viene a denominarse la "Zona cero".



En esta ocasión, quiero personalizar un poco mas y humanizar la noticia, huyendo de cifras, números, estadísticas...Para dar un nombre y apellidos a las víctimas.

Este año, quiero dedicar esta entrada al blog a William "Bill" Biggart.
Un reportero gráfico fallecido en el suceso.
A una de esas personas que hacemos que el Mundo resulte algo mas pequeño, algo mas alcanzable por todos, mediante nuestras imágenes.



Imágenes que producen sensaciones, sentimientos, etc y que con ellas, a veces, (queremos creer), que ayudamos a cambiar situaciones que jamás deberían haber existido.



Bill Biggart fué uno de esos compañeros fotógrafos que vivió tras el objetivo de una cámara de fotos durante mediados-finales del siglo XX.

Nacido en 1947, pudo ver el levantamiento del muro de Berlín y años mas tarde, fotografiar su caída.

Fotografió la ciudad de New York entre 1967 y 2001, denunció el racismo de los estados del sur de USA, así como el conflicto palestino,los tiempos violentos de la Irlanda contemporánea y denunció la situación de los niños de las favelas de Brasil.

Perdió la vida cuando la segunda torre del World Trade Center se desmoronó.

Cumplía con su trabajo como reportero, inmortalizando con sus instantáneas, lo que pienso que fué un cambio radical de nuestra era y del orden mundial.

Como numerosos corresponsales que han estado en tantos y tantos momentos de tremendo caos, situación de guerra o disturbios generalizados, pagó un altísimo precio por su pasión a la fotografía y su cometido como informador.

Desde aquí, mi admiración y mi respeto por toda una vida dedicada a la fotografía.
Estas son sus últimas fotografías:

miércoles, 10 de septiembre de 2008

"Silencio".

Han pasado mas de veinte años.
Desde que aún era joven y saboreaba cada inyección de adrenalina que la vida me proporcionaba.
Una vida repleta de acción y aventuras, de emociones encontradas y de conciencia olvidada.

Yo servía por aquel entonces en el ejército. En una unidad especial de legionarios paracaidístas.

Era una tarde cualquiera, de un día normal en la breve rutina que teníamos en la base militar.
Una tarde fría de invierno, en la que las sombras se apoderaban de los rincones que poco antes habían sido iluminados por la luz difusa y triste de un día sin sol.

Era la hora en la que la bandera de la guarnición, era bajada hasta la mañana siguiente, en la que la frenética actividad de miles de soldados volverían a verla ondear en lo alto del mástil.

Pero esa tarde, salvo los compañeros que se encontraban en servicios de guardia y logística, pocos eran los soldados que deambulaban por el acuartelamiento, tras detener su actividad para disfrutar de un merecido y reparador descanso.

Era el esperado momento en que el toque de corneta sonaría con el toque de “silencio”. El toque que anuncia el final de la jornada laboral en el cuartel, pero sobretodo, recuerda a todos aquellos compañeros caídos en servicio, a lo largo de la historia del ejército español.

Debido a la peculiar naturaleza de mi acuartelamiento, ya que era una base poblada en exclusiva por soldados profesionales de las fuerzas especiales y mas concretamente de la brigada paracaidísta, la visión de compañeros caídos en combate, en maniobras o incluso en el durísimo entrenamiento de instrucción, este toque de corneta significaba para cada uno de nosotros, mucho mas de lo que podría significar para un soldado convencional, de los que hacían su servicio militar obligatorio, haciendo guardia, frente a una maquina expendedora de coca-colas.

Los cornetas eran variados. Unos eran buenos tocando, otros no lo eran tanto y otros eran objetivo preferente de cualquier objeto arrojadizo que tuviésemos a mano.
Durante el toque de silencio, todo el mundo paraba lo que estuviese haciendo y saludaba en posición de firmes, mirando en dirección a la bandera que descendía lentamente, en una ceremonia sagrada para los que alguna vez fuimos legionarios españoles.

Pero lo que hizo especial a aquel día, a aquel instante de pocos minutos, a aquel toque de corneta de aquel crepúsculo en honor a los caídos, fué que el corneta era ya veterano, se licenciaba y aquel sería su último toque.

Todos los que escuchábamos aquella melodía que sonaba, supimos desde las primeras notas que algo era diferente en aquella ocasión.
Las notas musicales, eran especialmente armoniosas, largas, precisas.
Salían directamente del corazón de aquel corneta que había vivido y sufrido entre nosotros, los dos últimos años de su vida. Que había llorado, que había reído, se había emborrachado y había combatido con compañeros que ya no estaban.

El toque de corneta duró mas del doble de lo habitual, pero nadie protestó. Todos saludamos firmes con el pelo erizado por tal exhibición de sentimiento en el paraíso de la testosterona. E incluso mas de una lágrima furtiva pude ver resbalar por el rostro de algún rudo y curtido caballero legionario, en aquel momento tan intenso.

Aquel corneta se marchó. Pero dejó en aquel lugar, aquella tarde, una parte de su corazón.

A veces cuando el silencio se apodera de mi entorno, escucho dentro de mi recuerdo, aquel toque de corneta dedicado a los caídos y siento que un escalofrío recorre mi cuerpo.

A veces, cuando me paro a meditar y a recordar sobre momentos transcendentales de mi pasado, recuerdo aquel toque de corneta que me tocó el alma y me enseñó que ser un legionario español, es un título nobiliario que nos acompaña hasta la tumba, durante el resto de nuestras vidas.

Que el orgullo de haber servido en la legión, permanece intacto por mucho que la vida te hunda en el fango de su mierda del día a día, cuando la fortuna te abandona y te la manda torcida.

Dentro de poco, mi hijo será militar. Ignoro el cuerpo a donde pedirá ser destinado, aunque conociéndole como le conozco, es mas que posible que sea una tercera generación de legionarios, en una familia en la que los guerreros y caballeros, se remontan, generación tras generación, hasta al menos, los guerreros de Ghengis Khan.

Espero que cuando él esté allí, pueda sentir y vivir un toque de silencio al atardecer, como el que a mi, me cambió la vida en aquella fría tarde de invierno.

Doktor Jeckill. Septiembre de 2008.

CON EL “DIA TONTO”.

Tal vez sea porque estoy con el “día tonto”, o tal vez no.
Tal vez sea que ahora tengo tiempo para observar la vida desde otro prisma, o tal vez no.
Tal vez sea porque últimamente me repetía bastante en las acciones que desarrollaba habitualmente... o tal vez no.

Pero esta mañana he dado un largo paseo caminando. He visto a la gente paseando en una mañana temprana de un día festivo.
Lejos del febril ritmo de la noche madrileña, con sus coches llenos de niñatos haciendo el gilipollas. Lejos de reyertas en cualquier bar o discoteca. Lejos de luchas por el poder de una zona o negocio entre bandas mafiosas. Incluso lejos del sonido de varias motos rugiendo sobre el asfalto de la peligrosa y fría urbe conmigo mismo como co-protagonista de la escena en compañía de mis colegas, vaciando barriles de cerveza entre uno y otro antro.

Esta mañana, la misma ciudad oscura, meada, potada y peligrosa de anoche era una explosión de luz, color y gente “políticamente correcta”.
Los parques estaban llenos de padres jugando con sus hijos. Las “Marujas” tomaban plácidamente vermut en las terrazas de los bares engalanadas con sus mejores vestidos y los abuelos leían el “Marca” mientras fumaban tabaco de liar del que hace tiempo que les prohibió el médico.

Los chinos continúan abriendo sus colmados de alimentación y algunas de sus tiendas de “todo a cien” tratando de hallar su particular “Eldorado”. Los curas actúan en sus parroquias en su “función estrella” de la semana sacudiendo las conciencias y los bolsillos de sus feligreses. Y los vendedores de flores continúan esperando en las aceras que algún que otro marido o novio se acuerde de que no hace falta que sea 14 de febrero para demostrar con flores a su pareja, lo mucho que la quieren y se acuerdan de ella.

Me duele todo el cuerpo pero debo caminar para recuperar parte de la masa muscular que perdí en mi último “casting” para ser ángel o demonio. Esta vez salvé el culo por muy poquito. Se ve que no debo ser tan malo como para que el diablo me reclame, pero aún, me sigue sin querer ni Dios.

Camino como un abuelete entre achaques y dolores mientras se sueldan lentamente algunos de mis huesos, pero mi conciencia y mi corazón me duelen aún mas que el cuerpo. Tras el tiempo que llevo en el “dique seco” mi azotea se convulsiona centrifugando miles de pensamientos. Pensamientos que entre la vorágine de la sociedad laboral, se ralentizan enormemente dando paso a soluciones mas rápidas prácticas y, por que no... Egoístas.

Ahora sin embargo, me puedo permitir el lujo de pensar detenidamente. De meditar sobre mis actos y sobre mi entorno de una manera clara y pausada, sin prisas ni cansancio por no haber podido dormir o haberme cascado dieciocho horas currando.
Ahora me permito el lujo de saborear en su extensión los rayos solares y el fresco que inciden sobre mi antes impasible epidermis, aunque no de la forma que mas me gusta: A lomos de mi máquina. ...Otra vez será.

Observo a un chaval de unos 12 ó 13 años al que el efecto de un tratamiento de quimioterapia le ha dejado sin pelo, dejándole apenas unos poquísimos y cortos mechones que acentúan junto a sus marcadas ojeras moradas bajo los ojos, la constatación de una lucha del chaval contra la dama de la guadaña. Sin embargo él ríe y es feliz pateando un balón de fútbol en compañía de su padre y otro chaval que parece ser su hermano pequeño. Es entonces cuando veo quien ha ganado la batalla. Aunque la muerte venga un día a por el chaval, éste habrá saboreado cada momento de felicidad que este efímero paso por el universo, es capaz de proporcionarnos.

Poco antes me he cruzado con otro peculiar paseante. Un hombre ya mayor, de edad indeterminada porque el rostro de las personas con síndrome de Dawn son relativamente atemporales. No sé si el hecho de la falta de maldad o competitividad de las personas “normales” les hace tener esa cara juvenil y con esa especie de sonrisilla y aspecto benevolente, hasta incluso después de que las arrugas se adueñan completamente de sus rostros. Supongo que no. Supongo que tendrá que ver con la información genética o los variopintos síntomas de la enfermedad, pero joder. Se les ve una cara de paz que ya me gustaría ver a mi a muchas de las “damas” de mi pasado sentimental.

Estos días me siento frágil y desvalido. Hace mes y medio era capaz de darme de hostias con el mismísimo Mike Tyson, pero ahora sé que cualquier tropiezo, caída, golpe o movimiento en falso serían fatales para mis costillas rotas y mis vértebras inflamadas. A pesar de todo, me siento bien viendo como progreso rápidamente cada día que pasa y trato de exiliar de mi memoria la terrible humillación que suponía el hecho de que tan solo hace quince días tenían que limpiarme el culo las enfermeras de un hospital.
Ahora casi me valgo por mi mismo en las labores básicas de la vida. Ya solo me tienen que ayudar a ponerme los calcetines y el calzado. Lo demás me niego a que me lo hagan aunque me duela terriblemente porque el hecho de depender de alguien para algo tan básico, supone para mi orgullo una verdadera patada en los cojones.

Algo mas tarde observo como duerme un mendigo en una esquina al final de un largo muro. A la vista de todos, descansa plácidamente en lo que sería su hogar, si no fuese porque el techo es una multitud de estrellas tras un manto de polución que impide verlas y las paredes son decenas de pares de ojos que lo observan con un cierto desprecio y repugnancia. Recuerdo que una vez en mi pasado también experimenté una situación parecida y lo poco que me importaba entonces (Y ahora) lo que opinasen los transeúntes que me observaban a una prudencial distancia con un cierto temor e incluso asco. Con la compañía de unos cartones, una manta y una botella de licor, para combatir el frío existente en el cansado cuerpo y en la maltrecha alma, completamente al margen de los límites socialmente establecidos.

Ya he caminado demasiado y veo una librería abierta. Entro en ella a la caza de un nuevo libro con el que empaparme estos días de su interesante contenido. Es curioso que la gente cada vez lea menos. Estamos en la era de la imagen, pero por muchas películas, por muchos efectos especiales, por muchos dispositivos multimedia con los que nos obsequia esta era tecnológica, ninguno de ellos ha logrado aún enriquecer mi imaginación y mi cultura tanto como solo consigue hacerlo un buen libro.

De paso descanso algo y repongo fuerzas para continuar caminando, ya de regreso hacia la casa de mi madre. Me ha preparado un arroz de esos que solo saben preparar las madres y estoy deseando hincarle el diente, para comer como un señor a plato puesto, sin tener que cocinar antes, ni fregar después.
Así que compro finalmente un libro que me ha parecido interesante y me marcho a zampar.

Mi ex–novia me llama por teléfono y me pide explicaciones de porque he tenido el teléfono apagado. No entiende aún que necesito a veces desconectar del mundo para saborear precisamente lo que este me ofrece en sus mas sutiles manifestaciones.
Además, dejé de ser pareja de ella entre otras cosas para no tener que escuchar sus continuos interrogatorios y reproches varios. Por eso no estoy dispuesto en absoluto a hacerlo ahora.

Es curioso, pero hay muchísimas mujeres que se enamoran de un hombre por como es y cuando disfrutan de su compañía, se empeñan en cambiarlo y moldear un ser insulso del que poco tiempo después se aburrirán. No lo entiendo, pero claro: A pesar de darle mucho “al tarro”, no soy ni seré jamás, parecido a una mujer.

Seguiré sin preocuparme por mi ropa, seguiré sin usar cremas hidratantes, seguiré pringándome las zarpas de grasa con el motor de mi moto y seguiré encontrando placer en oler la lluvia sobre el césped o en el gesto casi mecánico de rascarme los huevos siempre que me piquen.
Seguiré tirándome pedos cuando estos llamen a la puerta de mi culo con la sanísima intención de ser libres y volar. Seguiré pasando de formalismos sociales y sin comprarme un monovolumen para llenarlo de locos bajitos. Seguiré rozando con las estriberas de mi moto en las curvas de una carretera de montaña. Continuaré tratando de ser independiente y hacer felices a las personas a las que quiero y trataré de seguir saboreando cada instante que la vida me ofrece de la manera mas intensa posible sin condicionarme por estúpidas e hipócritas normas sociales, morales o religiosas.
Tal vez porque tenga el “día tonto”...
O tal vez porque hoy tengo tiempo para observar la vida desde otro prisma.

Doktor Jeckill.

Demasiado amor, puede matarte.

Demasiado amor puede matarte
o hacerte perder la razón

demasiado amor te quita el aire
te quita la capacidad de ver con claridad

demasiado amor puede matarte
nublando ficticiamente la realidad

Decepciones con frecuencia,
que te rompen el corazón.

Una peligrosa dolencia
un temor, un miedo, una desazón

cuando la lealtad está ausente
te devora la impaciencia

cuando el amor no es correspondido
la locura se apodera en su ausencia

el cuerpo y la mente sufren de males de corazón
cuando el sentimiento se halla herido

demasiado amor puede matarte
o hacerte perder la razón.

Doktor Jeckill. Abril de 2008.

CUANDO TU NO ESTÁS.

Cuando tu no estas…
Los días se hacen eternos,
las noches son frías y oscuras
y la soledad pesa como una enorme losa.

Cuando tu no estas
los vidrios de mi ventana lloran bajo la lluvia,
las agujas del reloj parecen de plomo
y busco tu perfume entre mis sabanas.

Cuando tu no estas
me da envidia del aire que respiras,
las canciones que escucho son tan tristes
y nuestra casa parece tan vacía…

Cuando tu no estas
el despertador pierde autoridad y no me levanto,
te busco incesablemente entre mis sueños
y las flores se marchitan esperando tu regreso.

Cuando tu no estas
Se escapa la vida entre mis dedos sin importarme.
Cuando tu no estas…

…Cuando tu, no estas.

Doktor Jeckill 2005.

11- M memorial.



Para meditar un rato.

Celos.

El sol brillando en tu piel…
El viento, meciendo tu pelo.
El calor de tu cuerpo…
Y el frescor de tu aliento…
Me matan de celos.
El no sentir tus caricias
…de oír tus palabras,
Ni el brillo de tu mirada.
Me hacen pensar, que mi vida no es vida…
Que mi vida sin ti, es una muerte “despistada”.

Doktor Jeckill 1990.

AMOR POR INTERNET.

Amor por Internet
Jamás lo hubiese imaginado
Que a través de un PC
Podría haberme enamorado.

Una pagina de contactos
De solitarios buscando
De almas que anhelan amor
Tras un teclado usando

Primero fue tu foto
Después tu presentación
Un mensaje enviado
Para conquistar tu corazón

Después una llamada de teléfono
Más de diez horas hablando
Al día siguiente  ojeras
Por andar el sueño robando

Con tan solo tu voz oyendo
Mi corazón se estremecía
¿Quién eres, que deseas?
Creo que te amo, vida mía

Al cabo de unos días, una estación de autobús
De nuestro encuentro, testigo mudo
Abrazos y besos apasionados
En mi pecho y corazón, sintiendo un nudo

Una rosa roja fue testigo
De miradas furtivas de aprobación
Tú me gustabas, yo te gustaba
Comenzábamos la relación.

Sobraban palabras y excusas
Nuestros ojos se expresaban con claridad
No hacían falta preámbulos varios
Para conocer la evidente realidad

Una semana maravillosa
Llena de momentos inolvidables
Temiendo perder el control
Asustados como dos colegiales

Amor por Internet
¿Quien lo iba a pensar?
Hallar el amor en algo tan frío
Poderme de ti enamorar

No tardes en volver, mi amor
Ahora ya no se vivir sin ti
No puedo, no quiero
Con otra persona mi vida compartir.

Dulce musa de mis sueños
Sueño de día por ti, mi ama
Por las noches ya no duermo
Buscando tu olor en mi cama

Se que no tardarás en regresar
A mis brazos y a mis caricias
Te amo con tanta fuerza
Que hasta me duele, vida mía.

Doktor Jeckill 2005.

Si me dejases entrar...

Si me dejases entrar en el interior de tu mente
Tal vez podría leer tus pensamientos y complacerte.

Si permitieses que te adorase sin tu reproche
Sería tu perro fiel sin temer el castigo de tu indiferencia

Si abrieses las puertas de tu alma
Entraría en ella para hacerte la mujer más feliz del mundo

Pero matas mi pasión con el cuchillo de tu indiferencia
Derrotas mi ilusión cuando me frenas con tu desprecio
Y me matas el alma cuando me diriges palabras hirientes.

Si nos amamos tanto
¿Por qué te empeñas en tratar de huir de tu destino?

Al igual que la roca se interpone en el camino del río bloqueándolo
Solo consigue hacerlo durante un efímero tiempo.
Después termina cediendo cuando su volumen y sus aristas han sido redondeadas y gastadas por la constancia del paso del agua
Y solo entonces descubre que la suavidad del flujo acuoso consigue lo que la fuerza bruta y la oposición absurda y sin razón no consigue.

Eso es lo que a nosotros nos ocurre.
Tú eres roca, yo soy agua
Y espero pacientemente el momento de rodearte con mi caricia y darte placer.
Que no te sientas agredida, sino arropada
Que no sientas miedo, sino paz y amor
Que no te sientas perdida o desconcertada, sino tremendamente amada.

Si me dejases entrar en el interior de tu mente
Te daría sueños de placer y color

Si me dejases entrar en el interior de tu alma,
Te colmaría de caricias y palabras llenas de sentido y amor

Si me dejases ser yo mismo
Y te dejases ser tu misma, sin muros ni protecciones, sin mascaras…

Podríamos ser tan felices… amarnos tanto, reír de ilusión y llorar de emoción
Todo eso y mucho más

Si me dejases entrar en ti, mi amor.

Doktor Jeckill 2005.


PARA EVA EN EL SEGUNDO ANIVERSARIO DE UN NUEVO AMANECER.

Has pasado un año más en esta vida
Viviendo intensamente,  penas y alegrías.
 Ha pasado un año más y ves cada mañana un nuevo amanecer
Ves como tu hija cada día, hace nuevas preguntas deseando saber.
 Un año más apurando la vida de una vida que no sabes si es “vida”
O el más allá te abandonó en este mundo para poderte joder.
 Un año más de un tiempo relativo en la inmensidad de la eternidad
En el que no queda ya muy claro que es lo malo o lo bueno, la mentira o la verdad.
 La de cosas que suceden en un año más de nuestra vida y los cambios y giros que esta  da.
Cuantas emociones ahogadas en tu interior, cuantos sentimientos cruzados, ¿verdad?
 Esperanzas, sueños rotos, sueños nuevos, en riqueza y variedad.
Kilómetros separaban nuestros caminos, de sentimientos  tanto tiempo anhelados.
 Otro año más de trabajo, otro año más de superación
Una mujer especial y valiente, que diría la canción.
 Tal vez un premio del destino llega, o tal vez otra traición.
Con tu valor y tu coraje, lo comprobarás  seguro con temor o decisión.
 Tu carrera por aquella vía con Cristina para salvar la vida que te tocó vivir
Una vida que aún no llegaba, porque estaba aún por venir.
 Una vida que se ve del color del arco iris, cuando sabes lo que deseas sentir
Cuando el amor llega, por la puerta de atrás, furtivamente y sin avisar.

Tal vez dos años mas tarde y en el mismo maldito lugar.
Allí te vi por primera vez, siendo una posibilidad nueva, para poder amar.
 Una nueva explosión en tu vida espero que ocurra, aunque de muy distinta naturaleza
Una nueva opción para todo lo esperado que te llene tu vacío de amor y de belleza.
 Tal vez tan solo una amistad e interesante discusión, para encontrar a las cosas su razón
O algo tal vez más puro e intenso, en el que entra el  asunto del corazón.
Una vía aún no olvidada, en un deseo frustrado del pasado que jamás existió
Un camino incierto, te esperaba tal vez. Si te atreves, cógeme la mano y recórrelo.
Doktor Jeckill. 11 de Marzo de 2006.
Con todo mi cariño para Eva y Luna.

Nabucca.

Como la bruma al amanecer,
Buscas la luz del día, ansiosa.

En la oscuridad de la noche
Buscas a tientas la calidez del sol
Y el aroma de la rosa.

Tras un manto bello y aparente
Que hace que los ciegos no vean,
Más allá de lo superficial.
Más allá de lo evidente.

Una esbelta y bella envoltura
Que guarda secretos en tu interior.

Secretos, anhelos, sueños y esperanzas.
Y también algunas penas, en lugar de rencor.

Las heridas se curan
Pero las cicatrices permanecen recordando tu pasado,
Tu historia, tu herencia, tu legado.

La bruma se disipa dando paso a un bello amanecer,
Pero hay que saber aguardar el momento oportuno
Para que ello te suceda y puedas al fin alcanzar la paz.

Tal vez debas haber aprendido primero
A caminar en la oscuridad

Para cuando llegue el luminoso día,
Sepas apreciar la suave caricia
Del sol, sobre tu faz.

Doktor Jeckill. Enero 2007.

Y LA VIDA PASA


Y la vida pasa
Y pensamos que nunca más nos levantaremos de nuestros fracasos y nuestro dolor.
Que jamás podremos volver a sentir cosas tan bellas, como las que una vez sentimos antes del ocaso.
Pero el destino que tantas veces es cruel, nos depara de vez en cuando un balón de oxígeno para darnos aire fresco.
Aire puro que substituya a la podredumbre de lo respirado anteriormente y que tanto dolor nos produjo.

Una segunda oportunidad para alguien que lo merece.
Para quien su único delito fue amar sin límite
Para quien el destino no fue generoso ni benevolente en las cosas del amor.

Una vez más se puede ver luz al final del oscuro túnel. Bálsamo al final del dolor
Y rezas para que no fracase esta vez lo que tanto añoras que salga bien.

Y la vida pasa
Y los árboles pelados en el invierno recuperan todo el esplendor verde de sus hojas
Y surgen flores de lo que antes fueron estériles y tristes campos.
Corazones de carne picada que renacen de sus cenizas como el ave Fénix
Para poder recuperar la capacidad de amar sin límite. Con pasión, con locura.
Con la esperanza de que no los vuelvan a lastimar con infinito dolor, con negra traición.

Fe ciega para que Dios en su inmensa misericordia, nos toque con su mano y nos conceda el privilegio de amar
A esa persona especial, que te eriza la piel, que te acelera el corazón y que te hace llorar de emoción.
A esa persona que llevas toda la vida buscando y que a su vez, ella te estaba buscando a ti.
Para llenar vuestra vida de amor, de luz y de esperanza e ilusión.
Esa persona especial que no es otra persona.
Esa persona que en realidad es parte de ti.
Que en la noche de los tiempos fuisteis uno solo, pero el destino os separó y os maldijo lleno de celos
Y os condenó a buscaros alrededor del mundo por toda la eternidad.

Una segunda oportunidad para el amor, con la experiencia que da el dolor de pasados fracasos.
Una segunda oportunidad para sentirse vivo, en brazos de la persona que te hará feliz.
Una oportunidad para olvidar los errores pasados y para la esperanza de aciertos futuros.

Y la vida pasa lenta, pero inexorablemente
Y mi corazón vuelve a latir de nuevo
Y el recuerdo de tu mirada llena de deseo
Me llena de amor por ti.

Y la vida pasa
Ajena a nuestro amor y sufrimiento
Y la vida pasa
Sin saber de nuestra existencia
Y la vida pasa…

Pero a nosotros… ¿Qué nos importa la vida?

Doktor Jeckill 2005.

Perdíste el tren.



Perdiste el tren.
A pesar de las continuas llamadas
Pediste el tren
Porque parecías muy ocupada.

Tras una nube de vapor
Se pierde tu mirada
Perdiste el tren
En una estación olvidada

Estabas convencida
De que el tren esperaba
Pero todo en la vida
Aguarda poco tiempo, o casi nada.



Ahora perdiste el tren
Pareces alucinada
Tal vez pensabas
Que el tren sin ti, no rodaba.

Ahora ya es tarde
Te enfrentas a tu destino
Por tu mala cabeza
Deberás hacer sola el camino

El tren está ahora en otra estación
Aguardando por poco tiempo
A otra pasajera que tal vez
Sepa aprovechar y disfrutar el momento



Tu ya perdiste el tren
Y tu camino es incierto
Nuestros caminos son ya diferentes
Y nuestro futuro, en distinto puerto.

Tal vez encuentres otro tren
Que te lleve a tu destino
Estés dispuesta a pagar el billete
y no sufrir mas, los baches del camino.

Yo solo se que este tren lo perdiste
Y con el, parten dos pedazos de corazón
El mío que rompiste
Y el tuyo, repleto de desazón.

Doktor Jeckill 2003.

Viejo perro apaleado.

Me gustaría amarte, pero no me queda corazón.
Quisiera adorarte, pero el instinto me lo impide.

Desearía abandonarme en tu regazo bajo la caricia de tus manos
pero soy perro viejo, perro apaleado que desconfía de tu mano en alto.

Hubo un tiempo en el que acabé exhausto luchando por una sinrazón.
Perdiendo el tiempo con alguien, repleto de sentimientos oscuros y vanos.

Quisiera acompañarte y abrigarte bajo mi manto
Pero camino en una fría soledad sin que el amor, en mi anide.

Cojo tu mano y camino junto a ti mientras sonrío.
Gozo de ti en tu lecho, arriesgando lo menos posible.

Te quiero, te respeto, te mimo en ritos sanos.
Pero no me pidas que me fíe de tus manos.

Nunca pretendí ser un héroe o un santo
solo pido volver a sentir algo limpio y ver que en ti, confío.

Mientras tanto dejame disfrutar de tu amor y tu limpia sonrisa,
hasta que llegue el día del final, o de un nuevo comienzo sin llanto.

Viejo perro apaleado, pero jamás adiestrado
Rebelde y puro siempre, aunque sin fé, en volver a amar tanto.

Doktor Jeckill.

LA SOLEDAD .


¿Que es la soledad?
La soledad es un mundo
de silencio, de incomprensión.

Es una lágrima
dulce y amarga a la vez
que resbala por la mejilla.

Es un vacío...
en la boca, en el pecho.

La soledad son recuerdos
que ya nunca volverán.

Es un futuro...
que quizá, no llegará.

¿Que es la soledad?
La soledad es un sueño
del que deseas despertar.

La soledad es saber...
que TÚ... no estás.

Doktor Jeckill. 1990.

Una sociedad de libre mercado.


Una sociedad de libre mercado...
Es donde vivimos. En una sociedad avanzada, modernista y del bienestar.
Sin embargo, esta fotografía ha sido realizada en la mismísima puerta del Sol de Madrid, el Domingo 3 de Agosto de 2008. ¿Como puede ser esto?.

¡Ah si!... Mirando hacia otro lado y poniendo cara de asco y repulsión.
Hay miles de imágenes de este tipo en las modernas ciudades del "primer mundo".
No hace falta mirar hacia lejanos países en los que los niños cadavéricos mueren bajo nubes de moscas.
La mierda la tenemos en la puerta de casa. Y si esto sigue así, me temo que en breve la miseria llamará cualquier día de estos, también a nuestra puerta.

71 Photoworks


Cuando los besos se acaban.

Cuando los besos se acaban
Un mundo de amor agoniza amargamente

Cuando los besos se acaban
Y se tuerce el gesto evitando el contacto

Cuando los besos ya no fusionan dos almas
Y las miradas no se estremecen de deseo

Cuando los ojos permanecen abiertos
Desafiantes y desconfiados mirando de soslayo

¿Dónde marcho el amor y el deseo?
¿Dónde la dulzura y la complicidad?

Cuando los besos se acaban
Y el cuerpo se estremece de repugnancia

Cuando lo que antes hacía perder el equilibrio
Ahora se evita, sintiendo desagrado con su proximidad

Cuando los besos se acaban
Acaba todo lo bello y puro de dos amantes

Cuando los besos se acaban
Algo se muere en el alma

Cuando las caricias no se buscan
Todo se oscurece en el entorno de la vida en común.

Cuando los besos se acaban
Lo que tú y yo sentimos, hace que el corazón deje de latir con fuerza

Cuando todo se acaba
Se acaban los besos, las caricias, el amor…

Cuando los besos se acaban.

Doktor Jeckill 2005.

Agonía.

Amanece un nuevo día...
pero tú, no lo ves.

Pían los pájaros...
pero tú, no los oyes.

Las flores surgen de sus capullos
y el rocío se desliza por sus hojas.
El verde se torna de un color especial.

Pero tú no ves mas que el fango que ensucia tu cuerpo
y aceptas la suave carícia húmeda que te proporciona.

El sudor que impregna tu frente, se mezcla
con el salado sabor de tus lágrimas saladas y amargas.

Multitud de imágenes pasan lentamente por tu mente.
Recuerdos que duelen, aunque sabes que ya todo
carece de importancia.

Tu dolor comenzó a cicatrizar
y en tus ojos ya no quedan más lágrimas.

Miras ese color rojo que mancha tu piel y nubla tu mirada.
Sabes que todo acabó. Sabes que estás muriendo.

Doktor Jeckill 1989.

Marinero varado



Sin la brisa marina del amanecer en el rostro
sin el tintineo de la mesana en una noche de calma.

Así te sientes varado en tierra firme.

Con el olor ocre de la bebida y el abandono en un puerto cualquiera
echas de menos el olor del salitre de las grandes masas de agua.

Marinero varado en recuerdos y soledad.

Recuerdos de grandes batallas contra enormes olas
y la lucha contra el poder de las tormentas.

La caricia de amores lejanos
... en la distancia y en el tiempo

noches de sudor entre calores tropicales.

El esfuerzo de izar la mayor y su visión majestuosa a barlovento
o las noches de calma rotas por la compañía de delfines.

El peligro de lo intangible en la soledad de la nada
poco tiene que ver con tu actual soledad y el peligro de tu melancolía.

Neptuno te reclama, marinero.
No estas hecho para un seguro puerto de mar.

Vuelve a la inmensidad de la mar océana
Lugar en donde mora la libertad de tu alma.

Allá donde cantos de sirena te atraen peligrosamente
y brisas favorables te impulsan lejos de su influjo.

Allá donde tu destino esta tatuado en cada parte de tu piel
y pendientes en tu oreja certifican tu regreso del infierno mil veces.

Sin la brisa marina del amanecer en el rostro
sin el tintineo de la mesana en una noche de calma.

Así te sientes varado en tierra firme.

Doktor Jeckill. Agosto 2008.

Lobo solitario.

El rastro de tus huellas en la nieve
son el único vestigio que perdurará de tu paso.

El polvo del camino y la soledad del destierro
son los compañeros de tu viaje hacia ninguna parte.

Aullidos de melancolía en mitad de la noche
con el reflejo de la luna llena, acariciando tu semblante.

Símbolo te hicieron, como ejemplo de individualidad
perseguido por ese motivo, te tacharán de maldad.

Vida aparte llevas, lejos de convencionalismos sociales.
Sin cargas, obligaciones ni responsabilidades formales.

Duermes cuando te vence el sueño,
cazas cuando necesitas alimento.

Mala fama te dieron aquellos necios
que tanto envidiaban tu libertad.

Heredero y último superviviente eres
de una vieja raza de fiero orgullo y distintos valores morales.

Cazador repudiado por todos. Envidiado y temido por los mas simples,
pero respetado e idolatrado por los mas sabios.

Lobo solitario de paso errante al borde del camino
oculto tras la maleza, esquivando a tu destino.

Camina, viejo y sabio lobo
hacia el final de tu existencia.

Solo tu sabes que exististe y que estuviste alguna vez vivo.
Pero nadie hallará tu rastro efímero y esquivo.

Doktor Jeckill. Agosto de 2008.

A la vuelta de todo.



Cuando estás a la vuelta de casi todo en la vida y nada te sorprende, manteniendo tu rostro impasible ante las emociones humanas.
Cual jugador de póker, ocultas tus sentimientos tras una mueca a medio camino entre el dolor y la risa.
Observas un punto concreto del infinito... o del fondo del vaso de tu whisky.
Desde el final de la barra observas el circo que representan los demás clientes de un bar a media luz.
Desde el rincón mas oscuro siempre. Para observar en silencio y en paz, sin ser observado y sin que nadie te moleste.

Raza peculiar de perdedores, con la literatura de Bukowski como biblia y la enseña rebelde de Dixie como bandera.
Oliendo a metal y cuero viejo. Consumiendo litros y litros de cerveza.

Cada noche cierras los ojos y te duermes, esperando a la dama negra que te impida despertar a la mañana siguiente... para continuar un día mas viviendo en un mundo que ya no te aporta nada.

De vez en cuando un cuerpo femenino y suave. Unas efímeras caricias de mujer en la oscuridad de un cuartucho.
Y soñar con ese momento saboreando su recuerdo los meses venideros.

Gente que discute y se preocupa... por cosas que a ti, dejaron de preocuparte hace ya tiempo.
Problemas que ya apenas lo son.

Tu prefieres oler la hierba mojada tras la tormenta, o llenar el depósito de tu moto y enfilar la carretera hacia ningún sitio.
Sin origen ni destino. Sin penas ni alegrías.
Tan solo un cúmulo de sensaciones ya conocidas, pero agradables.
El viento en tu ropa, el sol en tu cara y el infinito como punto de destino en tu viaje a ninguna parte.

No lloras porque hace años que se te secaron las lágrimas en un cubo de sal. No ríes porque tu risa se la llevó aquella mala mujer.
No te importa importarle a nadie porque a ti ya nadie te importa.

Un decrépito pianista de blues y un viejo violín interpretan la banda sonora de tu vida.
Y unos recuerdos que el tiempo borra o minimiza, representan tu único equipaje.

Rodando hacia el anochecer de un camino cualquiera, hacia el ocaso de tu existencia.
Estás y no estás. Tu cuerpo se mueve, pero ya no siente.
Tu alma siente, pero apenas lo percibes.
Un corazón que sirvieron hace años en una hamburguesería de la parte vieja de una ciudad cualquiera, una camarera de dorados cabellos y pechos firmes y siliconados.

Hacia el ocaso ruedas, esperando que las estrellas de la noche que observan silenciosas la sinuosidad del haz de luz de tu moto en una carretera solitaria, te llamen para que tu formes parte de ellas alguna noche en el firmamento. Y dejar de una vez por todas el infierno infinito de la indiferencia que representa tu vida.

Doktor Jeckill.Agosto de 2008.

CUANDO TU NO ESTÁS.


Cuando tu no estas…
Los días se hacen eternos,
las noches son frías y oscuras
y la soledad pesa como una enorme losa.

Cuando tu no estas
los vidrios de mi ventana lloran bajo la lluvia,
las agujas del reloj parecen de plomo
y busco tu perfume entre mis sabanas.

Cuando tu no estas
me da envidia del aire que respiras,
las canciones que escucho son tan tristes
y nuestra casa parece tan vacía…

Cuando tu no estas
el despertador pierde autoridad y no me levanto,
te busco incesablemente entre mis sueños
y las flores se marchitan esperando tu regreso.

Cuando tu no estas
Se escapa la vida entre mis dedos sin importarme.
Cuando tu no estas…

…Cuando tu, no estas.

Doktor Jeckill 2005.

Con la lluvia cayendo.

Con la lluvia cayendo ruidosamente tras los cristales,
imagino tu mirada entre las sombras mirándome con deseo.

En el interior de tu casa, entre la penumbra y el calor del hogar.
Imagino nuestras manos recorriendo cada centímetro de piel,
saboreando con mis labios cada pliegue tibio y suave de tu torso.


Con la lluvia cayéndo ruidosamente tras los cristales,
te adivino bella, salvaje y sexual.

Con el olor de tu piel, que busco en las sábanas deshechas
tras un combate cuerpo a cuerpo entre dos solitarios independientes.

como dos hambrientos de pasión y sexo
como dos sedientos de calor humano y amor sincero.

Con la lluvia cayéndo ruidosamente tras los cristales,
te echo tanto de menos, que me cuesta horrores esperarte.

Impaciente por hacer realidad lo que tanto ansiamos ambos
para yacer juntos saboreándonos y abrazados,

contemplar como se va la poca luz que queda en el decadente día,
para dar paso a una plácida y serena noche de placer.

Los dos juntos amándonos entre sudor y jadeos...
mientras la lluvia cae ruidosamente tras los cristales.

Doktor Jeckill. Abril de 2008.

El país de Bibei.

Para los gallegos, para los estresados, para los que miran hacia su interior cada día y para el resto, también.

En esta ocasión y victima de algo de "morriña" podéis ver este montaje de bellos paisajes de la zona de Viana do Bolo en Ourense, acompañados de la oración de Gandhi y del Adagio para cuerda "Agnus Dei" de Samuel Barber.

Disfrutad y compartid conmigo, la belleza de un lugar que atrapó para siempre un pedacito de mi corazón y una parte importante de mi mismo.

El recluso 52.321

Año 2010. Presidio de Meco (Madrid).

El recluso 52.321 camina por la galería, en dirección a su celda, cargado con una manta, una pastilla de jabón y una escudilla de acero inoxidable.

Viste un mono de color naranja con el número de recluso impreso en él y arrastra torpemente unas cadenas brillantes que contrastan con el frío suelo penitenciario y que impiden que de grandes pasos al ir estas sujetas a sus tobillos.

El recluso 52.321 hace tan solo unos meses era un hombre normal. Se llamaba José Pérez y era un trabajador con familia, hipoteca y un monovolumen.

Había heredado un pequeño negocio familiar, ubicado en el propio domicilio en el que vivía con su familia e hijos y con el que había crecido y superado su niñez, ayudando a su padre, ya fallecido.

Pagaba sus impuestos, acudía a misa los Domingos y se trataba de un ciudadano modelo que por no tener, no tenía ni siquiera multas de tráfico por aparcamiento.

Su desgracia llegó en un fin de semana en el que se disponía a acudir con su mujer e hijos a un día de campo en la sierra de Madrid.

La mirada de su mujer aquella mañana, que no supo interpretar a tiempo, se tornó de un gesto duro y desafiante al contarle que había conocido a un hombre mas guapo, joven e inteligente que él y que no era tan mediocre y rutinario. Deseaba el divorcio y que ella se quedaba con los hijos y con la correspondiente pensión de manutención, casa y coche.

José Pérez no daba crédito a sus oídos ni podía comprender. Le sacó de su ensimismamiento una pareja de policías que acababan de entrar en su casa y que lo esposaban por una acusación de su esposa por violencia de género y abusos sexuales a sus hijos.

José Pérez estuvo detenido 24 horas, tras las cuales una juez y una fiscal especializadas, se rieron de él cuando declaró que jamás había tocado ni a su mujer ni hijos y que siempre los había respetado.

Decidieron unilateralmente, que él no podría acercarse a menos de 500 metros de su familia y que debía de abandonar de inmediato su domicilio y negocio, en donde se quedarían su esposa e hijos protegidos por toda una maquinaria policial.

Al salir del juzgado tras las medidas provisionales, en libertad con cargos. José se encaminó completamente abatido hacia su domicilio, hallando que en los periódicos del quiosco de la esquina de su barrio, salía su fotografía, nombre y apellidos, como otro peligroso maltratador detenido en la última jornada.

Como no podía entrar en la que había sido su casa, la de sus padres y la de los padres de sus padres, pero tenía aún en el bolsillo las llaves de su moto (Una bella Harley Road King) se encaminó al garaje cercano en donde tenía alquilada la plaza de garaje en la que guardaba su moto y monovolumen familiar para huír con ella y empezar lejos una nueva vida.

Ya no podía trabajar, puesto que no podía acercarse a su empresa-domicilio. No podía acercarse ni a sus queridos hijos ni a la mujer a la que aún amaba con toda su alma. No podía caminar por su ciudad sin que la gente le señalase con el dedo y le mirasen con desprecio y reprobación.

Por lo tanto, lo único que podría hacer era marcharse y comenzar de nuevo en otro lugar, con lo puesto y con su querida motocicleta.

Arrancó su moto y aguardó a que se estabilizase el ralentí. Engranó la primera velocidad y el faro de la Road King iluminó los pasillos del oscuro garaje por los que saldría a una nueva vida. Cerró los ojos por un instante y pensó que en breve sentiría el aire de una ciudad lejana en su cara. El sol, el aroma al salitre del mar y el sabor de la libertad a la que había renunciado años antes por obtener una cómoda posición socio-económica para su recién perdída familia.

Justo al salir a la luz del día, tras rebasar el umbral exterior del garaje y recibir las primeras caricias del sol en la cara que secaban las lágrimas de sus ojos, llorando por todo aquello que dejaba atrás, un par de vehículos policiales le cortaron el paso, provocando su caída al suelo, destrozar su preciosa Road King y sentir desde el suelo, magullado, como el sol se oscurecía por la sombra de cuatro policías que le encañonaban con sus armas.

Poco después, se encontraba de nuevo detenido. Acusado de vulnerar la orden de alejamiento, ya que el garaje se encontraba a menos de 500 metros de su domicilio. De intentar atentar contra su mujer, ya que le intervinieron una navaja-alicate que siempre llevaba en la moto para las pequeñas reparaciones, de conducción temeraria, resistencia a la autoridad y de un presunto delito de exceso de alcoholemia.

Poco después, José supo que el hombre con el que su mujer se acostaba, era un policía local del barrio, que participó de su detención.

Lo encarcelaron, tiraron la llave y su nombre tan solo volvió a salir en todos los periódicos del país como otro peligroso maltratador y asesino de mujeres al que los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado habían conseguido neutralizar. ¡Otro cabrón menos en la calle!.

Para el resto, no se volvió a saber mas de su nombre durante años. Ya no era José Pérez. Ahora se trataba del recluso 52.321 y compartía celda con un chaval acusado de tráfico de estupefacientes al que detuvieron porque tenía unas macetas con marihuana en su casa.

Caminaba por el patio de la prisión con gente normal.

Al llegar pensó que se encontraría con peligrosos delincuentes, pero en realidad, los ladrones y asesinos, eran una minoría.

Casi todos los demás eran chavales detenidos en operaciones anti-botellón y acusados de agredir a la policía, padres divorciados que perdieron su trabajo y no pudieron pagar las pensiones alimenticias de sus hijos, chavales que habían rebasado los 110 kms/h en las grandes avenidas de la capital, motoristas que habían grabado en video una salida de fin de semana a hacer unas curvas por el puerto de montaña, empresarios que quebraron y que no pudieron hacer frente a los pagos de su maltrecha empresa, evasores fiscales que ni siquiera lo eran, camioneros detenidos durante la huelga del 2008 por el precio de los carburantes, chavales con la cabeza rapada y que tenían símbolos declarados anticonstitucionales, al no ser del gusto del gobierno actual, conductores con acumulación de multas de aparcamiento regulado, presuntos pederastas que tenían en su ordenador la foto de una chica desnuda que resultó tener 17 años de edad, motoristas custom a los que el gobierno había declarado asociación ilícita al tener una pelea con otro grupo similar...

Pobres diablos como él mismo, que también habían perdido el nombre para convertirse en un número mas del sistema penitenciario.

Unos lo llevaban bien, porque al menos, tenían techo y comida. En los tiempos de profunda crisis existente, demasiada gente “libre” no disponía de ese privilegio. Pero no había día en el que no hubiese un suicidio o su intento, por parte de hombres que lo habían perdido todo, incluso el respeto y la esperanza.

Doktor Jeckill. Junio de 2008.

En tus pensamientos.

Desearía entrar en tus pensamientos.
Formar parte de ellos.
Sentir que no me ignoras.
Saber que me adoras.
Ser el hombre de tus sueños
Y lo primero que ves en tus amaneceres.
Ser tu esclavo, ser tu dueño…
Ser lo que TU para mi, eres.

Doktor Jeckill 1990.

AL CAER LA NOCHE.

Al caer la noche, Paco “el Ñapas” se encontraba en la barra del bar.
No era un bar cualquiera, era el lugar en donde solía reunirse con sus colegas los días previos al fin de semana.
Un bar que servia como punto de identidad para los de su tipo. Con el mobiliario de madera, numerosos cuadros con motivos bikers y trofeos varios del mismo género sobre las estanterías y con esa música de vinilo, tan evocadora de tiempos pretéritos de los USA, sonando en la vieja maquina de discos, tan llena de luces y que funcionaba con monedas, que habría sido rescatada de algún lugar, que a bien seguro, ya no existiría.

Paco jugaba lentamente con el pequeño vaso de bourbon sobre la barra de madera vieja y deteriorada por miles de noches de alcohol, mientras observaba su vieja moto, a través de los sucios cristales. Ya era de noche y los pocos cromados y pulidos de su viejo shovel, reflejaban el tono dorado del alumbrado público que acababan de conectar en el exterior.
El bar del “barbas” se encontraba vacío y el partido de fútbol que retransmitían en televisión, hacía presagiar que continuaría así al menos durante dos o tres horas mas, por lo que el Ñapas y el Barbas, continuarían siendo los únicos espíritus errantes de aquel local olvidado de la mano de Dios.

En los ojos de Paco, el dolor de sus recuerdos hacía que brillasen de un modo extraño y superlativamente tristes. Recuerdos de años de soledad, de una infancia marcada por un padre pensionista por enfermedad de trabajo , una madre marujona y por una temprana incorporación al mundo laboral , huyendo de la tediosa vida de sus progenitores.

Recuerdos de un matrimonio fracasado, de un hijo al que hacía años que no ve y de una corta estancia en el “trullo” por trapichear con sustancias estupefacientes.
Tan solo dos capítulos memorables en su vida: El primero, de cuando estuvo en el Tercio y conoció a Susana y el segundo, de cuando sus hermanos del motoclub, le concedieron los “colores” que aún luce orgulloso en su espalda.

Aún recuerda con una casi forzada sonrisa en la boca –entre sorbo y sorbo de bourbon- aquel día en que conoció a Susana en la feria de Sevilla, cuando él paseaba orgulloso con su uniforme de legionario por entre casetas que olían a finito y a jamón del bueno.
Susana y otra amiga se reían de él entre cuchicheos nerviosos cuando la sacó a bailar bajo los celosos ojos de un antiguo novio suyo. Aquella noche, el Ñapas y el sevillano, acabaron a hostias, pero mereció la pena porque Susana, fue en aquel instante, cuando decidió quien sería el hombre de su vida (al menos durante unos años).
Fue una relación de varios años. Relación de la cual, tras finalizar, quedaban serias secuelas como lo son un hijo al que no veía hace un huevo y unos recuerdos que le martilleaban la conciencia en noches como esta. Nadie sabe realmente porque se jodió todo. Lo que si es seguro es que se jodió a base de bien.

Tras aquello lo único que llenó y arropó la vida de Paco el Ñapas, fueron sus hermanos del motoclub. Hermanos que estuvieron largas noches de borrachera y putas, acompañando a un hermano con quien el destino, no había sido precisamente favorable.
Hermanos que le llevaban comida cuando no tuvo nada sólido que llevarse al estómago y que le obligaban a salir de su agujero cuando menos ganas tenia de hacer, absolutamente nada. Hermanos que le protegían incluso de si mismo, cuando se le iba demasiado “la pinza”. Hermanos que dejaban pasta o proporcionaban trabajos ocasionales (de ahí lo de “el Ñapas”) cuando Paco no tenía pasta ni para la gasolina de su vieja shovi.

Ahora Paco el Ñapas sigue bebiendo en la barra del bar del Barbas y el cansancio de la vida que le ha tocado vivir, ha acabado por hundir con su peso, su maltrecho corazón.
Solo le quedan recuerdos como los ya descritos o de grandes peleas y concentraciones en los que participó con sus hermanos, como si de una gesta medieval se tratase. Queda mucho dolor y nada de esperanza. Queda mucha soledad y noches y días interminables.

Paco se ha levantado del taburete del final de la barra en donde ahogaba sus penas en cerveza y bourbon y tras pagar la consumición y algo que debía de otra noche, ha salido al exterior y observa extrañamente su viejo Shovel. Con cariño, con nostalgia. Tal vez con tristeza y melancolía. ¿Quién sabe que coño se le pasaba realmente por el alma en ese momento?.
Arranca el motor de la máquina que mientras se calienta, suena con esa melodía al ralentí, tan característica que parece el galope de un caballo y tras un par de minutos, Paco se abrocha la chupa de cuero y engrana la primera velocidad con un sonoro y metálico “clack” para salir, acto seguido, por entre las mojadas calles de la ciudad, siendo tragado literalmente por las sombras de la noche.

Pero esta noche, que no tardará mucho en finalizar, es diferente. Paco no quiere despertar de nuevo solo en su triste habitación de sucias sábanas en la cama y piezas de motor por las esquinas. Esta noche Paco siente la brisa nocturna en su cara de una manera distinta. En su cabeza aún le asaltan las dudas, pero sabe que en el fondo, esta será la última vez que sienta esa brisa sobre su cara y esa vibración del motor en V, bajo sus huevos. Sabe que echará de menos ese sonido atronador que produce su viejo Shovi y esas noches de juerga con otros perdedores que le entienden y le apoyan. Con esa raza de caballeros andantes, que viven por y para la moto y sus hermanos identificados por un emblema en la espalda por el que matarían o morirían defendiendo todo lo que representa para ellos.

El Ñapas ha llegado a una virada carretera de tercera y los escapes y estriberas de su moto, sacan chispas de colores en cada trazada de curva. El motor del twin ruge en la oscuridad de la noche y el haz de luz de su viejo y cromado faro son la única conexión de Paco y su montura con este mundo.
Cuando llega al punto mas alto de este puerto de montaña, Paco sabe que ha llegado el momento y con dureza, pero ternura, exige a la moto, el último gran acelerón. El último y definitivo esfuerzo mecánico y se lanza contra la única curva de la cima del puerto, en donde falta un tramo de guardarraíl, en donde siente por última vez el vacío de la caída y la brisa de la noche, justo antes de que todo se torne oscuro y el dolor del cuerpo y del alma, el rencor y la tristeza de su corazón, desaparezcan por fin.


Doktor Jeckill.

Soy un criminal.

Perdóneme usted, señoría. Pero soy culpable.

Reconozco que no circulo con mi motocicleta a 50 kms/h por una autovía de tres o cuatro carriles, ni me privo de tomarme una cerveza con mis amigos cuando he parado durante una ruta de un caluroso fin de semana en cualquier bar de carretera.

Soy hombre: Luego necesariamente soy un agresor de mujeres. Llevo una navajita desde los 8 años de edad, cuando fui boy scout, por lo que voy armado y soy un peligroso navajero.

Reconozco que cuando nació mi hijo, disfruté criándolo y limpiando su culito y sus partes cada vez que se hacía caca. Por lo cual soy un peligroso pederasta y agresor de menores.
Es mas. Incluso reconozco haberle dado un cachete en alguna ocasión que tuvo una pataleta. Eso tiene cárcel ¿verdad?.

Reconozco haber pisado lineas continuas de la carretera en atascos, haber estacionado la moto en la acera para que no me la tirasen los coches al suelo e incluso me salté una vez un paso de peatones un día de lluvia en el que sobre su pintura, me resbalé y casi me caigo o atropello a un peatón que cruzaba.

Reconozco también no haber declarado todos mis ingresos a hacienda, mas que nada porque ni siquiera podía llegar al día 10 de cada mes sin mi viejo refrigerador absolutamente vacío. Creo que a Al Capone, lo metieron años en presidio por algo parecido.

En alguna ocasión he contado o me he reído con chistes racistas, sexistas o xenoóobos, he sacudido a algún ladrón sin darle opción a integrarse en la sociedad y soy intolerante con su libertad religiosa que considera a las mujeres seres inferiores y obliga a que tengan que ir cubiertas y enmascaradas por la calle.



También me negué a ser un cerdito de barro roto y abonar las multas absurdas que los sicarios del sistema me pusieron por aparcar mi vehículo en un sitio en el que ademas de pagar un impuesto abusivo, había que pagar tickets por fracciones de hora y perder el aparcamiento que había logrado conseguir tras muchas vueltas por la manzana tras esas fracciones de tiempo.

Reconozco que soy un criminal, un peligroso ser asocial y antisistema, que en algunas ocasiones incluso no se ha puesto el casco sobre la moto. Aunque solo fuera para aparcar a unos pocos metros de distancia.

También soy culpable de injurias porque pienso que usted es un gilipollas y que administra solo justicia para las clases de su signo social o a grupos de presion establecidos previo pago de toda esa maquinaria burocrática que ustedes inventaron.

Cada dia deseo lo peor para el director general de trafico y le comparo continuamente con Sadam o Adolph, ya que estos también fueron genocidas que exterminaban a grupos sociales concretos.
Uno con gas sarín, (a los armenios), el otro con duchas de gas, (a los judíos) y Perico continúa su labor “por nuestro bien” con guardarraíles asesinos, carreteras llenas de “sorpresas desagradables” y una total falta de decencia al no presentar su dimisión por su ineficacia, prepotencia y ni siquiera estar capacitado para el puesto. Por esto, creo que me sumo un delito de calumnias (caso de no estar en lo cierto).

Estoy tan harto de sus abusos de poder, de su doble rasero y de su adoctrinamiento borreguil y simplista del pueblo, que soy un peligroso ideólogo de la malignidad que representa la antítesis de su sistema.

Como puede ver usted, señoría, soy un peligroso criminal, que atento contra su idílico y perfecto sistema social basado en las libertades, tolerancia y talante para el pueblo.(aunque sin el pueblo).

Doktor Jeckill, Mayo de 2008.

Moteros sin moto.


Algunos moteros no tienen moto.
Pero tienen mi respeto



Algunos moteros viven sobre ruedas
sin tener que soportar su peso neto.



Algunos moteros ya no viajan como antes
rutas y viajes... concepto obsoleto.



Tal vez de tanto viajar
que dejaron un día de hacerlo.



Tal vez por tanto soñar
o por tratar de superar un reto.



Algunos moteros no tienen moto
pero tienen mi respeto



No tienen piernas o médula que las sustente
por hallar en su ruta un quitamiedos.



Algunos moteros no tienen moto,
pero tienen mi cariño, mi recuerdo y mi respeto.




Doktor Jeckill. Mayo de 2008.